
En Argentina, debe ser voluntaria y libremente consentida por el trabajador, sin que el empleador pueda ejercer coerción para forzarla. La nueva legislación laboral (Ley 27.742) no introduce cambios directos en este aspecto, pero refuerza la protección de los derechos del trabajador al promover la formalización de las relaciones laborales, lo que puede facilitar la claridad en los procesos de renuncia y sus efectos.